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El número PI


Matemática y poesía, dos palabras tan complejas, pero con una relación muy estrecha. Aunque parezca extraño, la matemática y la poesía se relacionan en lo abstracto del universo en que se desenvuelven. Al crear un poema, por lo general, expresamos nuestras ideas de diversas maneras y para ello utilizamos representaciones metafóricas, por citar un ejemplo. Así mismo, al crear matemática, se utiliza representaciones por medio de símbolos, que en muchos tienden a tener vida propia sólo en nuestro razonamiento.

De esta manera damos inicio a un conjunto de artículos relacionados a explicitar la relación entre matemática y poesía. Empezamos con un poema dedicado a un número místico. Odiado por pocos e idolatrado por muchos. El número Pi (∏).

El Número Pi

(Poema de Wislawa Szymborska)

El número Pi es digno de admiración
tres coma uno cuatro uno
todas sus cifras siguientes también son iniciales
cinco nueve dos, porque nunca se termina.

No permite abarcarlo con la mirada seis cinco tres cinco
con un cálculo ocho nueve
con la imaginación siete nueve
o en broma tres dos tres, es decir, por comparación
cuatro seis con cualquier otra cosa
dos seis cuatro tres en el mundo.

La más larga serpiente después
de varios metros se interrumpe
Igualmente, aunque un poco más tarde,
hacen las serpientes fabulosas.

El cortejo de cifras que forman el número Pi
no se detiene en el margen de un folio,
es capaz de prolongarse por la mesa, a través del aire,
a través del muro, de una hoja, del nido de un pájaro,
de las nubes, directamente al cielo
a través de la total hinchazón e inmensidad del cielo.

¡Oh qué corta es la cola del cometa, como la de un ratón!

¡Qué frágil el rayo de la estrella
que se encorva en cualquier espacio!

Pero aquí dos tres quince trescientos noventa
mi número de teléfono la talla de tu camisa
año mil novecientos setenta y tres sexto piso
número de habitantes sesenta y cinco décimos
la medida de la cadera dos dedos la charada y el código
en la que mi ruiseñor vuela y canta
y pide un comportamiento tranquilo
también transcurren la tierra y el cielo
pero no el número Pi, éste no,
él es todavía un buen cinco
no es un ocho cualquiera
ni el último siete
metiendo prisa, oh, metiendo prisa a la perezosa eternidad
para la permanencia.

 

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Fuente:  Planeta matemático.

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